lunes, 9 de mayo de 2016

Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?

…si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que les aman (Lucas 6,32).


 Este verso forma parte de ese amplio grupo de frases que Jesús dijo en el sermón de la montaña, en el cual Jesús descubre las exigencias del Reino de Dios y los rasgos característicos de los que pertenecen a él, que se inspiran y comportan a semejanza del Padre Celestial.

En este versículo Jesús nos llama a imitar el amor de Dios, si queremos ser hijos suyos, debemos amar a nuestro prójimo del mismo modo que El ama.

La primera característica que mejor distingue el amor de Dios es su absoluta gratuidad, este se contrapone radicalmente al amor del mundo, que se basa en amar a los que nos aman o nos son simpáticos; el amor del Dios es del todo desinteresado; es independiente de la respuesta que pueda llegar.
Otra característica del amor de Dios es su universalidad, Dios ama a todos indistintamente, precisamente por esto el también ama a aquellos que son ingratos o rebeldes o están alejados; es más, se siente particularmente atraído hacia ellos.

Dejémonos guiar por estas palabras de Jesús, e imitemos su amor, amemos con un amor generoso, solidario, y en cualquier ocasión que la vida nos ofrezca, y allí donde nos encontremos, tratemos de amar con un amor desapegado de los resultados.

Que Dios te bendiga, en nombre de Jesús, amén.



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