…si
amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman
a los que les aman (Lucas 6,32).
En
este versículo Jesús nos llama a imitar el amor de Dios, si queremos ser hijos
suyos, debemos amar a nuestro prójimo del mismo modo que El ama.
La
primera característica que mejor distingue el amor de Dios es su absoluta
gratuidad, este se contrapone radicalmente al amor del mundo, que se basa en amar
a los que nos aman o nos son simpáticos; el amor del Dios es del todo
desinteresado; es independiente de la respuesta que pueda llegar.
Otra
característica del amor de Dios es su universalidad, Dios ama a todos
indistintamente, precisamente por esto el también ama a aquellos que son
ingratos o rebeldes o están alejados; es más, se siente particularmente atraído
hacia ellos.
Dejémonos
guiar por estas palabras de Jesús, e imitemos su amor, amemos con un amor
generoso, solidario, y en cualquier ocasión que la vida nos ofrezca, y allí
donde nos encontremos, tratemos de amar con un amor desapegado de los
resultados.
Que
Dios te bendiga, en nombre de Jesús, amén.
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